lunes, 18 de enero de 2010

LA PRINCESA TELARAÑA


Ella me conocía, me veía desde siempre. Yo, sabia que me acompañaba, sentía su presencia cuando me sumergía en lecturas profundas o cuando me preguntaba sobre la existencia primitiva.

El peor error de un hombre es pensar en ella. Preguntarse ¿Cómo puede ser? ¿Qué ocurrirá después? Nada puede ser peor que la profunda reflexión. Yo pensaba mucho en ella.

Muchos hablan de ella en voz baja, a escondidas, temerosos de ser escuchados. Pocos saben que es un chiste, una broma tan buena que terminas por morir de risa. Ella conoce cada gesto, todas las palabras las descifra, adivina el pensamiento.

Me vigilo toda la noche, camino a escondidas junto a mi por el parque, se posaba tras la puerta mientras cantaba muy bajo para que no adivinara su presencia; pero el frio de sus notas a todos nos dan miedo. Andaba de puntillas preparando su plan, preparando mi fin.

Esa noche no pude dormir, sabia que ella me vigilaba, para el amanecer tendría preparada una sorpresa. A falta de sueño caí en la meditación, en los recuerdos y la tristeza. Repase los textos incompletos, vi aromas, escuche colores. La noche paso blanca y llena de vida. Después, me vi solo; aburrido de este cuerpo que para siempre es el mismo.

Me olvide del mundo, abandone a las personas; solamente quería salir de esta carne que no me deja ser. Quería romper la condena de permanecer siempre igual.

Yo que fui rechazado, amado, odiado y herido me burlo del destino y desafío a la suerte. ¿Qué quieres de mi vida? ¿Me quieres envejecer? ¿Me quieres ver volar?...

Por la mañana supe de mi, agotado de insomnio deje que el mundo girara normalmente. Sin levantar sospecha permití que la rutina se alejara. Quería estar solo, a salvo de todos. Pero uno nunca esta solo, ella seguía ahí, esperando a que me levantara, saliera y así, poder llevar acabo su maléfico plan.

Nunca supe si fue un día nublado o caluroso, nunca supe como regresaría a mi tierra natal, no imagine el llanto ni la ceremonia.

Sin previo aviso me levante, cerré la puerta y tome la decisión que sabia seria la mas importante de mi vida. No querías testigos ni sangre; mucho menos algo vulgar. Soy un artista. Dispuse todo para la ocasión, quizás me vi en el espejo, quizás yo no era aquel que se reflejaba. No me sentí parte de esos movimientos. Mi alma no merece este monumento incompleto.

Prepare el escenario y los objetos, seria tan fácil; dejarse caer con fuerza y todo estará echo.

En ese momento algo se apodero de mi, los siguientes pasos fueron inconscientes, como si desde siempre hubiera sabido que hacer… ahora me doy cuenta de que fue ella, este era su plan. No hacia falta despedazarme afuera, solo tenia que esperar y ver como caía en su trampa.

Así fue como paso, me quedo sin aire y comprendo todo, me doy cuenta de que no hay vuelta atrás y entonces la veo venir. Traspasa la puerta. Se detiene frente a mi y me mira sonriente. Toma forma de niño, de viejo, de madre, de dios… y me asusto, nunca sentí tanto miedo.

Desesperado me pregunto ¿a quien culparan? ¿Qué intento demostrar? La vida es tan poca cosa. El cuerpo es tan simple.

Y entonces recuerdo a mi gente, mis sueños, mis anhelos futuros, el juego de niños, el viaje familiar, un amigo saludando. Las cosas que apestan y no valen la pena. Quiero gritar pero ya no hay fuerza, ya no hay garganta. Los ojos se apagan, los oídos censuran el sonido y mi cuerpo deja de luchar.

Ella ríe y se convierte en luz, todo el cuarto explota. Me toca con sus manos frías, manos de amor. Y entonces lo entiendo; no buscamos en la vida otra cosa que no sean motivos para vivir.

Yo quiero vivir; pero ya es tarde. Hoy me voy a casa. Me muero. Que pase mi nacimiento, que llegue mi cumpleaños. Quiero volver a empezar.

MEDINA CERON MARTIN

1 comentario:

  1. Yeah! me gustó, me hace recordar viejas rolas... una en específico: Mística de Especimen. La Mística Muerte. Vamos a casa!

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