domingo, 17 de enero de 2010

RAPTO



Una tarde fría y gris, el viento soplaba remolineando y levantando las viejas hojas amarillas que los grandes árboles habían tirado. La calle parecía solitaria, algunos autos estacionados y un semáforo que no funciona porque los cables le fueron robados. En la acera contraria caminaban presurosamente un hombre y su mujer embarazada, provenían de la caja popular de media clase, acababan de recibir un premio cuantioso por su participación en grandes investigaciones científicas. Ella parecía un poco preocupada, en pocos días, nacería su primer hijo, al que llamarían como su abuelo.

De un auto lujoso bajaron dos hombres con el rostro oculto bajo pasamontañas, se deslizaron como sombras sin ruido detrás de la pareja, pronto sacaron unos sacos pequeños de color negro que pusieron en el rostro de cada uno de la pareja, los sometieron; la mujer se resistió y fue empujada brutalmente hacia el suelo y callo pecho tierra golpeándose el vientre provocando que el parto se adelantara; el auto se acerco, y los subieron a ambos, la mujer gritaba espantosamente, parecía que era el momento en que nacería su hijo; uno de los sospechosos quito el paño de la cara del hombre; una cara de gran sufrimiento y desesperación, una impotencia, una gran rabia, entonces lleno de euforia, le escupió a su secuestrador, este al sentir como la saliva le bajaba por la cara, se enojo y le dijo -mira maldito, esto te va a costar tu pinche vida- y disparo. Uno de sus compañeros lo regaño cuestionando el porqué lo había matado, aunque no escuchó respuesta alguna; rápidamente lo revisaron, cada bolsa de su pantalón y de su saco, no encontraron nada, estos individuos se enfurecieron al no encontrar nada; la mujer no cesaba de gritar, y cada grito era mas y mas intenso, uno de los maleantes cuestiono -¿Qué diablos voy hacer con este tipo?- entonces abrió la puerta y lo tiro mientras el auto viajaba a gran velocidad; cerro la puerta y dijeron a la mujer embaraza que se callara; uno de los hombres quito el paño del rostro de aquella mujer, reflejaba el dolor de dar a luz, mezclado con el ver a su esposo con un tiro en la frente que fue arrojado como basura. De pronto un secuestrador dijo con un gran grito, –ya cállate pinche vieja- y disparo, asesinando a la mujer, los hombres rápidamente revisaron el cuerpo, entre sus ropas guardaba una fuerte cantidad de dinero y sonrieron y de igual forma la arrojaron; el auto se detuvo, ya habrían recorrido más de 30 kilómetros del lugar del rapto; una zona boscosa era el paisaje que presencio otra más de las locuras de estos individuos, no conformes con haber robado y asesinado a una pareja, haberlos tirado por el camino; ahora se percataron de que un nuevo pasajero los acompañaba, era un bebe muy lindo aunque todo lleno de placenta, decidieron dejarlo abandonado a su suerte y después huyeron con el motín y nadie supo quienes fueron Los autores de tan vil acontecimiento. Del niño no sabemos si sobrevivió o murió, pero es muy seguro que nadie lo encontró porque así son los crímenes en esta ciudad; por lo regular, quedan impunes.


-JJJCHV-

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